Según los cálculos de algunos, estaríamos celebrando el Bicentenario.
Ayer alguien me dijo: "Sí, bicentenario, 200 años de opresión a los mapuches..."
Ciertamente esa frase me ha dado vuelta en la cabeza y se me ha instalado como un sonido que no me deja en paz.
En rigor no sé qué celebramos, e incluso he promovido celebraciones, actos, gestos y un cuanto hay relacionado con los 200 años de la patria.
200 años o no, también me retuerce la idea de que quienes son los llamados a celebrar. En Isla de Pascua hay una tensión tremenda por quién realmente es el dueño de la tierra, los Mapuches siguen en huelga de hambre (hasta que alguno muera y ahí sean tomados en serio), los anarquistas siguen demandando sus ideales, probablemente mañana 11S se quemarán neumáticos y explosarán bombas de ruido... seguramente habrán heridos de bala por enfrentamientos entre bandos polarizados...
A pesar de lo anterior las celebraciones seguirán en pie. Tampoco quiero decir que hay que detenerlas, pero... de qué manera esta patria logrará resolver tantas diferencias ideológicas, políticas, económicas y sociales?... la verdad que intentar resolver esa inquietud es algo que me quema las vísceras.
No tengo respuesta, tampoco la tendré... y sé que no es un problema del gobierno de turno, es una situación que solo la civilidad, la democracia y la madurez social podrán resolver...
Nuestra historia es reciente, llevamos poco de experiencia, distamos mucho de ser desarrollados... alguien se ha preguntado cuanta historia formal y experiencia tienen los países desarrollados?...
Parece que la sentencia nacional de: "mas sabe el diablo por viejo que por diablo", aplica a nuestro Bicentenario.
Anhelo que en el Tricentenario (si es que existe en la nomenclatura y en el cronos) sea un tiempo de auténtica justicia.
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