jueves, 25 de agosto de 2011

A propósito de las revueltas







-" y Ud va a ir al paro?"-



Con esa pregunta un alumno de 3er año medio me enfrentaba a mi realidad de trabajadora.


Soy católica, profesora, respetuosa de la democracia y defensora de la política... pero ¿Cuál es mi posición en la coyuntura nacional?... Confieso que no lo he resuelto.


Me he preguntado por lo que diría diligentemente el Magisterio de la Iglesia... Acaso no fue León XIII que ante las atrocidades que vivía la clase obrera en los inicios de la industrialización exhortó a mirar las "cosas nuevas" desde la promoción humana y el Evangelio.

Hay algo que en mi corazón que me insinúa que estamos ante "cosas nuevas" y que en nuestro lamentable inmovilismo no hemos sido capaces de diagnosticar para procurar caminos de diálogo y superación.


También en estos días me he cuestionado la posibilidad de hacer un discernimiento serio e iluminado respecto de lo que como país nos pasa. También me pregunto si existirá la voluntad de buscar la verdad entre diversos actores...

Me quiero detener en el tema de la voluntad. Voy a recordar episodios de infancia... para mi y otros de mi generación el calentar los alimentos, lavar una prenda de vestir o cambiar la televisión eran cosas que demandaban cierto esfuerzo. Hoy muchas de estas nobles labores se reducen a un click en un tablero digital. Qué tiene que ver esto con la voluntad?... Simple, hemos aprendido a vivir con esfuerzos mínimos, con comodidades extraordinarias.

En este escenario la voluntad se nos disminuye... qué decir del esfuerzo... En el campo -lugar en el que pasé algunas épocas de mi niñez y juventud- se hablaba de la "breva pelá", que buscaba expresar la sabiduría del hombre y la mujer de campo que señalaban que todo tiene un costo y que nada va a ser gratis. Por eso los viejos de campo son tan trabajadores... por eso son a ellos no les pasan "gatos por liebre".


Tengo cientos de ejemplo para hablar de la falta de voluntad, pero si hay algo que me asusta es la falta de voluntad para llegar a acuerdos y mirar por encima de la trinchera de guerra a fin de conquistar la paz.


Por otro lado me preocupa la falta de política de este conflicto. Me gusta la reflexión de que "hacer política es equivalente a sentir amor por el prójimo. En un caso y otro, se trata de hacer el bien a los demás..." Cuántos de los que hoy ejercen por profesión u oficio el arte de la política han olvidado la búsqueda del bien común y el amor al prójimo?

Hoy día observo con esperanza a muchos que buscan el bien común desde los Centros de alumnos, desde la junta de vecinos, desde la agrupación o desde la proclama en una marcha. También con dolor observo como el descontento de unos pocos se expresa en rabia, odio y vandalismo.


Soy defensora de la democracia, y es por medio de ella que nos tenemos que entender. Lamentablemente nuestras malas prácticas, egoísmo, individualismo y falta de madurez nos han conducido a enfermar la democracia. Remediarla va a ser una labor en la que espero se hagan partícipes muchos jóvenes que defienden la institucionalidad y la noble misión de buscar el bien común. Confío que el protagonismo social que los jóvenes hoy han ganado se refleje en la renovación de la clase política de mi país...


Con qué autoridad me increpa un alumno? Con la autoridad y la euforia que le otorga la juventud. Del alumno que hablo no es un alumno flojo, falto de voluntad o irresponsable. Tal vez por eso me afectó su pregunta... tal vez por eso dedicaré todo mi esfuerzo en buscar caminos para destrabar este enfrentamiento, convencida que hay que discutir y actuar, reflexionar y proponer.


Cuál es mi posición frente a la problématica nacional?: Mejor política, más voluntad de diálogo y discernimientos oportunos de las cosas nuevas.

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